El primer orden del amor tiene que ver con que nadie puede quedar por fuera del sistema. En nuestra familia hay múltiples historias conocidas y muchísimas más que no conocemos, pero que se encuentran registradas en nuestra alma como una especie de biblioteca de acontecimientos. Allí se guardan todos los eventos de amor y desamor, de riqueza o pobreza, de bondad o maldad, en fin de todo lo que ha ocurrido en nuestro linaje familiar.
Al ser creados desde la célula primaria sexual de nuestros padres, son ellos los que nos dan ese acceso a este gran libro de historias. Por eso son los primeros que pertenecen, no podemos excluir a ninguno de los dos de nuestro corazón porque hizo esto o aquello, pues estamos excluyendo una parte fundamental que nos dio la vida. Por eso el primer paso para sanar este orden es reconocer que tanto papá como mamá hicieron lo que pudieron para ser nuestros padres, hicieron lo más importante, se encontraron, nos gestaron y trajeron a la vida, además aquí hay algo esencial a reconocer por cada uno de nosotros, elegimos a nuestros padres para experimentar la vida que nos llevará por ese maravilloso camino de autoconocimiento y desarrollo de amor propio.
Este orden nos dice que pertenecen a nuestro sistema familiar:
· Nuestros padres y sus padres (abuelos) y hermanos biológicos (tíos)
· Nuestros hermanos nacidos de mamá y papá y, en menor grado los hermanos nacidos con otros padres.
· Las parejas anteriores en nuestros padres
· Aquellos que ofrecieron un beneficio al sistema familiar (nanas, benefactores, etc.)
· Aquellos que fueron lastimados o perjudicados por algún miembro del sistema (víctimas)
· Aquellos que lastimaron o perjudicaron a miembros del sistema familiar (victimarios)
La conciencia personal es sentida por cada miembro del sistema y está al servicio de la evolución y de su supervivencia como individuo, mientras que la conciencia del linaje tiene una mirada hacia la familia como un todo, está relacionada por un destino compartido donde estas fuerzas actúan para mantener la completud, no distingue bueno o malo, simplemente actúa para la preservación del sistema. Alguien falta, alguien lo suple.
Al alterarse este orden entonces ese que se excluye para a ser buscado por nuestra consciencia de linaje para incluirlo de alguna manera, es entonces una de las formas de sentirnos atraídos por alguien a través del cual podemos amar lo que falta y el sistema logra ordenarse de nuevo. Por eso en toda relación siempre estamos al servicio del linaje del otro.
Las implicaciones de alterar este orden son muchas, acá algunos ejemplos desde el diseño humano. El hijo que se coloca en el lugar del padre o la madre para cuidar de ellos. Desde el Diseño Humano va a querer conseguir muy pronto un medio para subsistir y poder lograr lo que necesita, o puede atraer a su vida a alguien que le supla lo material para poder lograr materialmente lo que ciegamente es la manifestación del amor.
En este sentido se altera la naturaleza de lo que somos por condicionamientos genéticos. Es decir, nuestros genes actúan desde el modo sobrevivencia en donde nos revelan las estrategias usadas por el clan para sobrevivir.
Lo que esto significa es que por una parte nos mantiene en la baja frecuencia, sombra o NO-SER de nuestro diseño y por otra parte nos lleva a relacionarnos desde nuestros centros abiertos desde la carencia, es decir lo que nos falta.
Aquí podemos también entender como nuestra alma actúa desde el Amor, donde no hay acciones buenas o malas, simplemente hay Amor para unir lo separado en la familia o grupo de almas.
Cuando conocemos nuestro diseño, podemos mirar cuales son nuestras activaciones y potenciales en el circuito del ego para entonces comprender qué es eso que vinimos a trascender o transformar en la familia.
Las claves asociadas a esta energía son: 54, 32, 44, 26, 19, 49, 37, 40, 21 y en cierta medida las 51 y 25. Todas buscarán el éxito material desde temprana edad, se relacionarán por conveniencia para el sistema, compensarán con su trabajo o relaciones de pareja al miembro excluido del sistema, aprovecharán cualquier oportunidad, aún a costa de los valores propios por lealtad invisible al sistema. Terminan preguntándose, "¿Por qué si esto es lo que yo quería, no me siento feliz?" "¿Por qué si lo tengo todo no me siento pleno?" "Todo lo que he hecho y ¿para qué?"
El resultado es frustración, insatisfacción, depresión, rabia, amargura, desilusión y un sin fin de estaos internos, que no siempre van a mostrar, pues aprenden desde muy jóvenes a ponerse máscaras para la lucha y la complacencia en el camino de lograr sus objetivos.
La elevación de la frecuencia del miedo al amor hace que la información que nos ha mantenido presos en la división y la carencia pase a revelar los dones o talentos para la cooperación y la abundancia que todos tenemos en la familia, pero que hemos olvidado.
Si estás leyendo esta información, es porque seguro tú eres uno de los héroes o heroínas del sistema que vino a trascender y transformar la vivencia de esta ley. El Ho´Oponopono es una forma maravillosa de lograr el camino de la elevación de frecuencias desde el amor.
Gracias por leerme
Yuleika
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