Por más tiempo que algo haya durado y por más importante y grande que haya sido, a su tiempo termina. Termina tal como fue y continúa en otro lado de otra manera, permaneciendo presente a pesar de haber terminado. Le hace lugar a lo que sigue…
Todo debe terminar porque algo más grande espera poder venir. Todo lo creativo viene cuando algo se termina. Tanto lo uno como lo otro pertenecen al mismo movimiento… Así, por ejemplo, termina la juventud, y viene la adultez… Terminando continuamos en movimiento, un movimiento dirigido hacia más, también hacia otros, siempre orientado a lo próximo nuevo a través y junto con el cual crecemos…
El antiguo éxito, el antiguo amor, la antigua culpa, la preocupación antigua.
Que alivio cuando finalmente termina y el antiguo sol se asoma nuevamente. Cuanto antes permitamos que se ponga, tanto más brillante volverá a nacer a la mañana siguiente. ¿Qué está entre la puesta y la salida? La noche. Solamente en ella lo luminoso se vuelve igual a todo lo oscuro. Termina, porque se vuelve igual.
Lo que viene aún no es igual, porque es nuevo. Brilla, porque es diferente, creativamente diferente. En él despegamos, despegamos subiendo, hasta que alcance su cenit y terminando se vuelva igual a lo otro, hasta que lo nuevo que viene brilla más que él, brilla más maravillosamente, brilla creativamente, despertando todo a la nueva vida, despertándolo con brillo; con él nosotros somos infinitamente diferentes y nuevos, similares a lo divino, siempre nuevos, terminando nuevos, terminando plenos, plenos y manteniéndonos en movimiento.
Extracto del libro “Plenitud”, La Mirada del Nahual, de Bert Hellinger, Editorial Grupo CUDEC
Gracias Bert…
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