SEXUALIDAD Y ÉXTASIS EN ESTOS TIEMPOS
El Ser Humano siempre ha buscado ese estado íntimo de plenitud, para sentir la conexión con aquello que está más allá de la comprensión intelectual y física de su existencia.
En la mitología Greco-Romana los Dioses practicaban encuentros sexuales entre Dioses y humanos, que derivarían en los posteriores semi-dioses que poblarían la tierra con las bendiciones o poderes de sus padres inmortales. Parte de esta mitología la vemos en el Dios Zeus, amante enamorado cuya fuerza cedía ante la energía femenina que le apetecía y que le llevaba a desarrollar cualquier estrategia válida para poseer esa fémina que le excitaba.
En la civilización Egipcia es conocida la práctica de la sexualidad y su relación con las cosechas y reproducción de la especie. El Faraón Ramsés II fue uno de los más representativos personajes de esta cultura. Tuvo una veintena de esposas, cantidad de concubinas y más de cien hijos con lo que demostraba su fertilidad. Se masturbaba en El Nilo para fertilizar la tierra y de esta manera asegurar la siembra y posterior cosecha que alimentara a su pueblo.
Paralelamente los Sumerios, según se lee en el Poema de Gilgamesh, utilizaron prostitutas sagradas para controlar el brío de los hombres salvajes transformándolos en seres más inteligentes conectados con la divinidad.
En estas culturas o civilizaciones antiguas la sexualidad está ligada a la reproducción y fertilización de los hombres y la tierra desde la interacción con la naturaleza y sus cuerpos, siendo entonces un puente entre el cuerpo físico, a través del cual se realiza la conexión y la respuesta divina del resultado esperado ya sea en hijos, alimentos o producción. Su práctica era natural y considerada como fundamental en el desarrollo cotidiano de los procesos sociales.
Se realizaban rituales en donde se invocaban deidades a través de la adoración al cuerpo, el cual se preparaba, se adornaba, se perfumaba, se cuidaba y honraba.
Ambos tanto la mujer como el hombre se preparaban en las artes amatorias a través del conocimiento de sus cuerpos y la escucha de quienes les formaban en estas artes.
Es conocido que las sacerdotisas eran muy respetadas y los sacerdotes también. La mujer tenía mayor contacto con los procesos de la naturaleza en la tierra y los hombres con el estudio de los cielos.
Actualmente el conocimiento de la biogenética y la física cuántica muestra otra fase de esta unión sexual de lo femenino y lo masculino. Se ha demostrado que somos energía y magnetismo y que todas nuestras células son una representación holográfica del Universo y las fuerzas que interactúan en él. El fenómeno llamado Big Bang no es más que un orgasmo cósmico. El Universo constantemente se expande en un movimiento constante de creación, de muerte y nacimiento, de transformación.
El principio de lo masculino adopta la cualidad eléctrica, la fuerza que penetra. El principio de lo femenino adopta la cualidad magnética, la fuerza que atrae. Esto es lo que ocurre cuando interactuamos hombres y mujeres, el hombre se mueve hacia la mujer que le atrae y su deseo es penetrarla para ofrecer su fuerza, en tanto que la mujer desea tomar esa fuerza para transformarla. Este conocimiento básico y sencillo del principio electromagnético explica la atracción natural que se da entre hombres y mujeres.
Pero ¿Qué pasó entre esa civilización antigua y la actualidad? Cómo es que pasamos de vivir la sexualidad como un poder y conexión con lo divino con lo sagrado, el placer, la abundancia, la vida y el éxtasis a un mundo en donde la sexualidad pasó a ser tabú, reprimida y permitida sólo bajo ciertas condiciones y propósitos?
Hace un poco más de 2000 años un grupo de hombres conocedores de esta información y practicantes de la misma decidieron en un conclave secreto y exclusivo la manera en que se crearía una nueva forma de vivir en el planeta, en donde se pudiera controlar a la mayor cantidad de personas para lograr mantener este poder en sus manos. Así se creó Dios y posteriormente nació su hijo Jesús y muchos años después el libro más vendido del mundo “La Biblia”
Para dominar esta fuerza tan poderosa de creación y vida que conectaba con el éxtasis debieron reprimirla hasta debilitarla lo suficiente para que se expresara sólo en aquéllos que lo sabían y de manera controlada por ellos mismos. Así se vivió la oscura historia del occidente del planeta en donde La Inquisición fue el instrumento de exterminio de la creación femenina y la fuerza masculina. El fuego consumió la verdad en quemas masivas de libros y testimonios escritos. El Poder se hizo un escenario de gigantes estructuras que minimizaban al ser humano al entrar en tan descomunales templos y se presentaba al Cura, Obispo, Arzobispo, Monseñor o Papa por encima de los infieles. El rol del Hombre fue entonces el del poseedor del conocimiento y la verdad, dirigiendo a Reyes, decidiendo batallas, viviendo de manera opulenta y marcando una enorme distancia entre quienes saben y quienes sólo deben someterse a cumplir las órdenes de los designios de Dios. Y la mujer sometida a simplemente servir al hombre y entregarse sin cuestionamiento al servicio de la vida en la maternidad pues aquellas que sintieran y ofrecieran placer eran pecadoras y por lo tanto debían consumirse en el fuego del infierno, que justamente es el fuego de la energía masculina cuya carga es comparada con el fuego y la luz. El éxtasis al hacer contacto con este estado alterado de consciencia pasó a ser el llamado “Gozo de sentir a Jesús en el alma”, el Gozo de la vida, el gozo de la alegría.
En relación a la sexualidad y la conexión con el éxtasis o estado del gozo los defensores de la religiosidad argumentan que el contacto con la sexualidad le impide al hombre tener acceso a la razón que debe prevalecer para desarrollarse en la sociedad de manera efectiva y racional. En el caso de la mujer cuando se es madre se pierde el derecho al deseo y se debe dedicar al cuidado de los niños y su formación, por lo que el deseo sexual le distraería de su tarea principal.
El psicoanalista Sigmund Freud, logró una revolución en el ámbito de la explicación de la conducta humana al relacionar los distintos trastornos de la personalidad como la esquizofrenia o conductas compulsivas a eventos de origen sexual en quienes la padecían. Por supuesto hubo muchos detractores de estas corrientes pero ya la ciencia se acercaba a la verdad del funcionamiento de la energía sexual en las personas y sus consecuencias, en este caso en su equilibrio mental y emocional. Sin embargo las ciencias de la mente cada vez más apoyan la teoría de que la represión sexual incide de manera directa en disfunciones comportamentales de las personas.
Quienes practican el tipo de sexualidad más cercana a los principios cuánticos son los llamados tántricos que defienden la divinidad que hay en cada ser y la complementariedad entre el hombre y la mujer para lograr la conexión y creación de felicidad, lo que genera mayor bienestar, salud y mejores relaciones humanas.
Hoy en día existen muchas corrientes que trabajan la energía y que están llevando a las personas al reconocimiento de la sexualidad como un puente generador de salud, bienestar y vida.
Particularmente y desde el conocimiento del desarrollo psicoemocional del ser humano, el ritual de la “comunión” contiene una importante carga erótica que pude ser utilizado como vía de escape de sus propias limitaciones y posterior escape a la sexualidad. En la comunión las personas sumisas vienen cabizbajas a recibir de la mano del cura el “cuerpo de cristo”, el entra igual en hombre y mujeres, de esta manera penetraban a cada persona que caminaba hacia ellos. En el desarrollo psico emocional del ser humano la etapa oral es la conexión con la nutrición, con la vida con la madre y es la primera sensación de placer que siente el infante, de allí que muchas adicciones sean e tipo oral, como el alcoholismo, las drogas, la comida, el cigarrillo, entre otras. Esa área es estimulada constantemente desde el pan y el vino en este ritual de comunión.
Para concluir puedo decir que:
La sexualidad ha estado presente en todos los procesos de creación y evolución del ser humano.
La religiosidad influye en la experimentación de la sexualidad.
La represión de la sexualidad crea desajustes emocionales y mentales en el ser humano.
Esta sexualidad es una energía que se integra en cada persona en formas tales que les permiten la atracción y conexión para continuación de la vida.
Una parte del planeta ha mantenido prácticas sexuales para lograr el éxtasis y otra parte se ha visto sometido y reprimido, limitando la autovaloración al uso de la razón y el materialismo, desconectándose del sentir.
La ciencia está aportando explicaciones biofísicas a los misterios del ser humano y la sexualidad.
Finalmente que cada persona es un misterio en sí misma y la búsqueda del placer y bienestar superior es un camino individual que, eventualmente se puede compartir para experimentar ese estado alterado de consciencia que llamamos “Éxtasis” pues lo mundano y lo divino se encuentra en cada uno de nosotros, sólo hay que atreverse a explorarlo y abrirse a esta información.
Yuleika C Guzmán R.
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