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“Las Familias y Los Padres de Hoy”


Las Familias y los Padres de Hoy

Los problemas de las familias actuales se deben en parte a la evolución de la sociedad hacia una vida más cómoda y son el fruto de una excesiva culpabilidad en los padres, culpa que se forma por diferentes teorías y modelos que han ido formando esta personalidad, este rol en seres que, mas que guiar, formar , orientar, educar, a sus hijos, dicen cosas como: “mi hijo es un maestro para mi”, “me dice lo que tengo que hacer y me regaña y lo peor es que tiene razón”, “ mi hija es mi mejor amiga”, “parece un hombre o una mujer y apenas tiene 6 años”.

Esta culpabilización de los padres se expresa en situaciones como por ejemplo: si los padres dan una cachetada al hijo, este puede ir y denunciarlo por maltrato físico; si los padres se enfurecen, este puede llamar a las autoridades y aludir maltrato psicológico y verbal;  si los padres no ayudan constantemente a los hijos en sus estudios, son unos irresponsables culpables del fracaso de sus hijos:

Hay estudios de familias en donde se comparan acciones correctivas dentro del modelo familiar entre aquellas en un primer grupo en donde se permite a los hijos asumir sus decisiones, la forma de corregir es a través de la reflexión, son los hijos los que determinan la dinámica en la familia y un segundo grupo de familias en las que los padres son los que dirigen el sistema familiar e imponen castigos, pueden incluso llegar a dar una bofetada al hijo de ser necesario, o negar o permitir alguna solicitud de los hijos. El resultado de estos estudios indicaron que los hijos del segundo grupo crecieron con una personalidad psicoemocional más estable, sólida y segura que los del primer grupo.

Naturalmente no es recomendable un modelo familiar de violencia y represión, sino la acción firme que los padres deben ejercer en el modelo familiar para corregir alguna conducta que represente en los hijos avanzar hacia la madurez, por ejemplo mostrarle que todo lo que hacen o no tiene un resultado y asumir las consecuencias de sus faltas.

En los jóvenes que pertenecían al grupo de modelos permisivos se les preguntó si confiaban en sus padres y estos manifestaron que no porque estos “no tienen pelotas” para afrontar las situaciones importantes en la vida, estos eran en su mayoría adolescentes. Estos jóvenes miran a sus padres débiles e incapaces de orientarlos en la vida por lo tanto no son un modelo a seguir, sino a confrontar.

Si el hijo no ve en el padre o la madre el coraje suficiente para asumir, corregir, tomar decisiones con sus consecuencias, lo percibe entonces como débil, incapaz de hacerse cargo de él, es por esto que necesita conseguir el modelo que le permita encontrar esa fuerza, ese valor fuera de casa. Es por esto que fácilmente se fascinan por los pandilleros, los deportes de riesgo, etc. Encontrado allí los modelos que necesita para obtener su propia seguridad, valía y fuerza.

Los hijos necesitan límites para desarrollarse sanos psicoemocionalmente y los padres deben abandonar la culpa y el miedo para poder ejecutar estas acciones correctivas y formativas con fuerza, firmeza y respeto.

El miedo a dejarlos crecer a través del dolor, del error se manifiesta en excesivos cuidados como por ejemplo, llevarlos al colegio aún cuando ya pueden ir solos o porque e pueden mojar por la lluvia, hacerles las tareas para no exponerlo en el colegio, asignarle profesores para que le ayuden a entender, haciéndole loncheras o dándoles cantidades de dinero porque pobrecitos no pueden comer a deshoras, etc… queriendo protegerlos así de los riesgos y situaciones que se presentan en la vida, sin darse cuenta que lo que hacen es despojarlos de sus herramientas para confrontarlas, buscar soluciones desde sus propios recursos y sobreponerse a ellas.

Ser padres hoy en día es una terea compleja, como siempre lo ha sido, no dudo de la buena intención que todo padre y madre tienen al educar y corregir a sus hijos y la sociedad y el mundo en evolución nos muestra cada vez con mayor rapidez y crudeza que hay que lograr un equilibrio en la formación de los hijos, un buen balance entre la disciplina y el afecto, el diálogo y el límite.

Seamos padres responsables y asumamos la formación de nuestros hijos abordando nuestros propios modelos de aprendizaje y límites que nos ofrecieron, para así poder corregir en nosotros las pautas de conductas que nos han llevado a hacer las cosas como las hacemos a hora. Hay que vencer el miedo, la culpa y la comodidad de esperar que sea la escuela, el psicólogo, la psicopedagogo o la sociedad quien se haga cargo de lo que solo a nosotros como padres nos compete… criar y formar a nuestros hijos.

Tenemos como padres y adultos que reaprender para fortalecernos y enseñar a nuestros hijos  a ser seres autónomos, autovalorados positivamente, afectuosos, equilibrados y responsables…

Lo mejor para todos!

Yuleika C. Guzmán R.

Madre

Psicoterapeuta

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