“En toda gran separación late un germen de locura; hay que guardarse bien de incubarlo y alimentarlo meditando sobre él”
Johann Wolfgang Von Goethe
La separación o el divorcio se consideran la segunda situación más traumática de la vida después de la muerte del cónyuge o de un hijo. Cuando se inicia un proceso como este hay que tomar consciencia de la ruptura. Se generan todo tipo de emociones y la manera en que se maneje esta crisis afectará al sistema familiar todo el resto de la vida.
A veces tras este hecho se tiende a reaccionar de manera impulsiva y a veces al perderse el rol de cónyuges también se pierde el de padres.
Aspectos a considerar en el divorcio
El Estrés que se genera por la diversidad de emociones y realidades confrontadas. Puede experimentarse tristeza, abandono, rechazo, culpa, pérdida de relaciones comunes, mayor responsabilidad en el cuidado de los hijos, problemas económicos, ansiedad por el futuro que puede ser incierto.
El Dolor viene como consecuencia natural de la pérdida, es parte del proceso de duelo. Querer evitarlo es antinatural y aumenta el estrés y las dificultades para resolverlo de manera adecuada.
La Rabia como emoción primaria al inicio del proceso. La rabia nos permite liberarnos de algo que ya no es bueno para nosotros. Ya sea porque decidimos sobre la separación o fuimos informados de la misma por el otro. En ambas situaciones la rabia es el elemento disparador para el crecimiento y cambio.
Cómo transformar esto:
Para reducir el estrés
Conversar sobre lo que sentimos con alguna persona
Buscar la comprensión de todo lo que ocurre en un nivel amplio
Aprender técnicas de relajación, respiración y meditación
Reconocer que del 100% de la responsabilidad por las acciones que nos llevaron a la separación, podemos asumir sólo nuestro 50%
En lugar de señalar los errores del otro, evocar los buenos momentos y logros conseguidos estando juntos, especialmente los hijos
Para transformar el dolor
Reconocer nuestras emociones, el duelo tiene varias etapas emocionales Rabia (Proceso de reclamo), Tristeza (Reconocer la pérdida y reflexionar sobre lo ocurrido), Miedo (Afrontar la vida de manera distinta, incertidumbre), Paz (Rendirse a lo que ES y asumir que la vida continua y seguimos en ella)
Encontrarle sentido a lo sucedido. Esto implica asumir nuestra cuota de responsabilidad en los hechos (Siempre tenemos una cuota de responsabilidad por exceso o por defecto en nuestras conductas)
Para Canalizar la rabia
Focalizar en aquello que nos la genera. (Las cosas no salieron como queríamos)
Encontrar mecanismos físicos para darle salida. Por ejemplo conversar con alguien con quien podamos gritar y zapatear la rabia, golpear cojines, almohadas o colchón para permitirnos salir de la emoción
Mirar más allá de la rabia para qué necesitamos esa separación
Cuando se concreta la separación hay aspectos a considerar para el nuevo funcionamiento del sistema
Recuperarse emocionalmente de la pérdida
Mirar hacia adelante con objetivos personales que contengan la experiencia y el aprendizaje obtenido en la relación
Tomar la responsabilidad de la vida asumiendo la adultez que se requiere en esa etapa
Tomarse unas pequeñas vacaciones o tiempo para el descanso y la recuperación.
Continuar hacia adelante con el potencial de crecimiento ofrecido por este hecho
Agradecer la experiencia compartida y el aprendizaje obtenido.
Si hay hijos además de lo anterior hay que:
Separar el rol de pareja del de padres
Tomar en consideración a los hijos y sus necesidades básicas de alimentos, educación, salud, recreación, etc.
Asumir de acuerdo al momento y el contexto las acciones correctas en favor de mantener la relación con los hijos
Evitar a toda costa utilizar a los hijos de mensajeros o como objetos de manipulación entre los padres.
Respetar el amor que cada hijo puede y tiene derecho a sentir por sus dos progenitores.
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