
Las mujeres estamos llamadas a asumir con responsabilidad nuestro poder transformador de vida. Ese poder viene de nuestro espíritu y se manifiesta a través del cuerpo en acciones cargadas de pensamientos y emociones.
Detenernos para tomarnos un espacio de tiempo y encontrarnos, observarnos, reconocernos es esencial para llevar adelante esa tarea en paz, con satisfacción, con gozo en el alma. El miedo como emoción, al igual que todas las demás emociones, es natural y es energía que nos impulsa a acciones que preserven nuestro Ser. El asunto es que cuando no comprendemos esto y vivimos atemorizadas de nuestras propias respuestas, por temor a las consecuencias, nos perdemos y perdemos energía, entusiasmo, vida.
La base de toda transformación es el conocimiento, y el conocimiento de nuestra naturaleza, de nuestra esencia, de nuestro ser es fundamental. Si no sabemos lo que somos, no podemos mostrar nuestro potencial y esencia naturales. Es necesario entonces investigar, usar métodos, técnicas y prácticas constantes de auto reflexión. Somos parte de un todo, tenemos un lugar que ocupar en la Vida, en nuestra vida, la que estamos creando cada día con nuestro hacer.
Como mujeres nos toca un rol en la vida y escapar a eso nos ha causado mucho dolor, hemos sido víctimas, pero también victimarias, nos han humillado y hemos aprendido a humillar, hemos sido esclavas y esclavizado, nos han usado como objetos sexuales y ahora usamos el sexo como arma de control… todo esto está en la historia que como mujer hemos vivido evolutivamente.
Es tiempo de establecer balance y tomar la responsabilidad de Ser el ente que por naturaleza viene a tomar para transformar. Ser ese receptáculo de amor que puede hacer germinar una semilla que posteriormente se convertirá en arbusto o maleza, dependiendo de los nutrientes que le das.
La paz y la guerra se gesta en nuestros corazones y se lo transmitimos a los hombres que, por mandato genético vienen a defender su honor y el nuestro, desde la paz o la guerra que alimentamos en ellos.
El rol de la mujer hoy en día es de una enorme envergadura. Tomemos el lugar correcto, asumamos el poder de ser quienes alimentamos la vida y vamos a ofrecerle confianza, nutrición, calidez, luz, amabilidad, fuerza y respeto para que las generaciones que ya están aquí con otra forma puedan hacer su tarea.
La evolución es un imperativo de esta dimensión y cuando nos resistimos o nos hacemos las locas ante el cambio, la vida misma nos aparta. Ella sabe cómo y cuándo destruir lo que ya no es útil y sabe regular nuestro estar en este planeta.
Fluyamos con ella y no contra ella, así el amor que nos une y que une todo lo separado, será fuerza de vida, de esperanza activa y motivación para continuar haciendo lo que nos toca.
Gracias por leerme
En Amor Y Consciencia
Yuleika
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