Cuando escucho frases como “Yo no tengo papá”, “Ese Señor se murió para mi”, “A mi nunca me ha hecho falta mi papá” y otras que se les parecen, puedo deducir más allá de estas palabras lo que esta persona, por circunstancias de la vida no pudo compartir con su padre en una relación sana durante su infancia. Lo que está realmente diciendo desde su alma no es más que “Cuanta falta me has hecho papá”
Si este hombre o mujer, pudiese tener la oportunidad de decirle a su padre esta sencilla pero profunda oración, sentiría una liberación en su alma, la liberación que da la verdad al reconocer “lo que es” tal y como es.
Cuando el padre no se encuentra para el hijo, este desarrolla mecanismos de sobrevivencia a ese gran dolor, esto pasa por la negación del hecho que le hace falta, la rabia que le da la fuerza necesaria para sostener la vida y juntos crean un efecto de anestesia que adormece el dolor primario por su ausencia.
Como si esto no fuese suficiente muchas madres y miembros de la familia hieren al hijo en lo más profundo de su alma al descalificar, humillar o criminalizar al padre frente el hijo, sobre todo en casos de divorcios, separaciones o abandonos, creyendo así que con esto conseguirán quitarle el derecho que este niño o niña tienen por el nacimiento, de amar al hombre que, junto a su madre son co-creadores de su vida.
Las consecuencias de esto son fácilmente observables en los hijos en edad infantil, adolescentes y aún más en el adulto, pues el hijo en un intento de amor oculto se crea un lazo invisible para el ojo humano pero perfectamente sentido para el alma y toma lo que puede de su padre actuando como lo hacía su padre, pareciéndose físicamente a su papá, en la profesión que escoge, terminando sus días igual que él… y de otras formas también, todas desde el profundo amor del alma. De allí el dicho que dice “parece que lo negó pues salió igualito al papá”
La vida tiene sus reglas y no está en nuestras manos el poder para cambiarlas. Lo que nos queda es el reconocimiento del hecho real de que a un hijo siempre le hace falta su papá, su compañía, su comprensión, su guía, orientación, y la seguridad y fuerza que el padre otorga y no importa como este haya sido, esa es una necesidad que va más allá de cualquier comprensión intelectual.
Es trabajo de quienes tenemos el rol importantísimo de ser madres el reconocimiento de esta realidad para con nuestros hijos y respetarles su derecho a amar a su padre. Separar lo que fue el hecho entre el hombre y la mujer del lo que siempre será… la relación padres hijos, esa no se divorcia, no se deja, no se termina, ni siquiera luego después de morir, pues el alma es atemporal.
Hay excepciones en las cuales esta regla natural del amor del alma se rompe, como por ejemplo cuando un padre viola a un hijo causando un daño demasiado grande al sistema familiar. En este caso el padre pierde su derecho para con el hijo, pues va en contra de lo que la naturaleza marca como natural.
En ningún caso quiero justificar las conductas no adecuadas que como seres humanos podemos tener como padres, lo que quiero decir es que el hijo tiene derecho a amar a su padre y querer ser como él sin que esto sea cuestionado,pues inevitablemente una parte de él viene de su papá. Y la mejor manera que tenemos de evitarlo reconocer la realidad, pues de esta manera le damos la oportunidad de elegir y tomar un camino un poco diferente, es como si al rechazar al padre obligáramos al hijo a comprobar la causa de nuestro rechazo y eso solo lo consiguen siguiendo al padre… así podrán decirle a su mamá… tenías razón…
Te invito a reflexionar sobre la relación que has tenido con tu papá y vuelve al amor reconociéndolo como fuente de vida, luego mira la relación con quienes representan la figura de proveedor y protector en tu vida, puede ser un hermano, un jefe, un amigo o la pareja y fíjate cómo le pides te den lo que él no pudo darte. Más allá mira las relaciones con tus hijos y te darás cuenta que la vives desde la posible herida o el orgullo de ser el hijo de tu papá.
Finalmente te digo que tienes el mejor papá del mundo para ti, no hay otro como él pues es el único con el que tu mamá pudo crearte a ti… su fruto… su heredero… su hijo! quieres más? búscalo en él y sácale provecho a la vida!
Yuleika C. Guzmán R.
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