Cuando se Termina una Relación de Pareja, entendamos que…
Se rompe la pareja, no toda nuestra vida personal.
Es un momento para afrontar cambios y riesgos, que nos alteran y convulsionan. Resulta recomendable pedir ayuda a personas competentes (amigas o profesionales), que -de forma incondicional- nos escuchen y acompañen en este trayecto, que puede (o no) ser duro.
Es una etapa de la vida que pasará, a la que seguirá otra u otras. No hay que aferrarse al pasado: eso significaría parar nuestra vida, y queda mucha por delante.
Como toda pérdida, tendrá sus fases: lloro, desconsuelo, incredulidad de que nos haya podido pasar, furia y rabia, necesidad de buscar culpables… Es normal que nos pase algo de esto, y así debemos asumirlo.
No todo es negativo. Podemos reflexionar (sin obsesionarnos) sobre lo perdido. Pero es mejor buscar lo positivo, lo que mejora en nuestra vida con la separación.
Hagamos balance autocrítico: cómo fue la relación, en qué fallamos nosotros… Así aprenderemos y evitaremos cometer esos errores en el futuro.
Hay que guardar lo bueno para, apoyándonos en ello, seguir adelante sin ira y cerrar capítulo. Pero sobre todo para poder abrir nuevo capítulo.
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