A QUIEN PUEDA INTERESAR
La presente es para hacer constar lo difícil que puede ser educar a nuestros hijos varones sin el apoyo, ejemplo y fuerza de sus padres.
Defiendo la perspectiva que la mujer es responsable de mucho de lo que guardan los hijos en el corazón, sin embargo también comprendo las causas de esta consecuencia que se ha venido transmitiendo por generaciones, hoy me referiré a una de ellas…
Le dedico estas líneas a esos hombres, padres de nuestros hijos que por rabia,
miedo, tristeza, duda, comodidad, sinverguensura, por las madres de sus hijos o cualquier razón justificada por demás para su género, han dejado solas a las mujeres madres el cuidado, la educación y formación de sus hijos.
La mujer madre en sí misma es amorosa, tierna, comprensiva, nutridora, respetuosa, alegre, creativa… esto es parte de la esencia de SER MUJER que se aplica con toda su grandeza al momento de concebir, dar a luz y criar a los hijos, pero ¿qué pasa cuando nos sentimos “solas” en esto?
El encontrarnos con nuestros hijos que abren sus ojos al mundo, y sus pies quieren caminar sobre él para descubrirlo… es un momento muy difícil, pues es entonces cuando se nos exige actuar de manera distinta a la esencia femenina y hacer lo que correspondería a sus padres… “mostrarles el mundo y enseñarles a sobrevivir en el” esa es la parte que el hombre padre debe a sus hijos.
El hombre padre se ocupa de velar por la seguridad de su crío, enseñándole a usar las herramientas necesarias para su sobrevivencia, llevándolos a explorar nuevos caminos para que se fortalezca en su carácter y gane confianza en sí mismo y su fuerza masculina se afiance en la medida que confronta, desafía y sobrepasa las distintas etapas de su desarrollo.
Esto no es posible hacerlo siendo mujer madre, pues sencillamente porque NO SOMOS HOMBRES… es entonces cuando nos convertimos en una cosa rara que no es “ni chicha ni limonada”. Les consentimos, les cuidamos el alma y también tenemos que protegerlos, proveerles lo necesario para sus estudios, salud, vestido, deseos. Nos vemos obligadas a ser severas en los límites por miedo a que se nos valla la situación de las manos, cuando nuestra tarea es la de ser equilibrio en ese desarrollo del pequeño al adolescente al hombre.
El malestar y la frustración nos inundan el alma y perdemos confianza en que lo estemos haciendo bien… la inteligencia interna nos lleva a encontrar
mecanismos que nos apoyan a sobrellevar esta situación, uno es el rechazo del hombre padre con quien, en muchos casos, nos sentimos amadas para luego ser abandonadas en el rol de padre/madre, situación que los hombre padres refuerzan cada día con sus no acciones, ausencias, silencios.
Estos hombres padres muchas veces no tienen idea de cómo son sus hijos pues no conviven con ellos el día a día del colegio, la fiebre de la noche, el primer amor, el examen, lapso o año aplazado, la primera vez que les cachan una grosería, su desarrollo sexual, la salida de los bigotes y afeitarse por primera vez, etc, etc, etc… sólo se limitan a preguntar ¿Cuánto es? Y pasar un fin de semana o unos cuantos días en vacaciones porque es que el chico no le gusta estar con ellos. Ah y muchas veces reclamar porque “la culpa” es de sus madres… en fin
Amados hombres las consecuencia de esta situación son hijos inseguros, que no reciben de sus madres todo el amor, ternura y entrega que estas tienen para ellos porque estas madres están en desequilibrio interno y que no pueden tomar al
padre completamente como modelo masculino porque estos están ausentes para ellos en su corazón…
Rechazan a ambos en su corazón y sus acciones muestran la desconexión y el vacío que tienen al no encontrar un soporte fuerte en sus espaldas en las figuras de ambos, PADRE Y MADRE que lo respalden ante la vida…
Finalmente como vemos todos están en dolor…
Claro la vida es maravillosa y siempre se encarga de enderezar lo torcido, de compensar las faltas, de completar lo que falta… y también sé que muchos grandes hombres se forjan desde estas vivencias lo cual no justifica el hecho de la necesaria, sencilla y amorosa compañía de ambos padres que todo ser humano anhela en su alma…
Tú que lees esto, puedes ser una madre, un padre o un hijo y desde allí puedes tomar lo que te toca y dejar lo que no te es útil… No puedo decirte qué es o cómo es lo que vas a hacer con esto pero si espero que sirva para que inicies un movimiento hacia el reconocimiento de algo en ti que puede llevarnos hacia un resultado distinto mañana para la humanidad.
¡La responsabilidad es individual!
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